El llano de Ruzafa constituyó una de las posiciones claves para la toma de Valencia, como lo demuestra el hecho de que Álvar Fáñez acampara con sus mesnadas en él, cuando acompañó al destronado al-Qadir de Toledo hacia Valencia en el año 1085, o posteriormente las tropas de Jaime I en 1238, que sitiaron la ciudad desde este punto.[3]
Consta que en este lugar residió el rey durante la campaña, y se celebró la capitulación de la ciudad entre Zayyan ibn Mardanish y Jaime I.[3]
Tras la conquista cristiana los jardines fueron transformados en tierras de labor, y las edificaciones musulmanas transformadas en alquerías, ocupadas por los conquistadores o los vasallos de los mismos. El posterior ensanchamiento de la muralla de la ciudad de Valencia, efectuado en el siglo XIV, dejó extramuros a este núcleo rural, que no perdió su carácter agrícola pese a quedar convertido en arrabal.[3]
En las proximidades de la puerta de Ruzafa de la ciudad de Valencia se construyó alrededor de 1860 la Plaza de Toros de Valencia y cinco años después de su terminación se procedió al derribo de las murallas, lo que supondría el desbordamiento de la ciudad en dirección sur.[3]
Ruzafa constituyó un municipio independiente desde 1811 hasta 1877, en que pasó a formar parte del ayuntamiento de Valencia junto con todo su territorio, que comprendía la práctica totalidad de los actuales distritos de Eixample, Quatre Carreres y Poblados del Sur.[4]
Actualmente, Ruzafa es un barrio populoso, lleno de vida, donde han decidido instalarse multitud de inmigrantes de todas las procendencias.
De hecho, en el se encuentran desde teterías musulmanas a tiendas de distribución de productos chinos.
Y entre ellos se encuentran los tradicionales negocios de «toda la vida» regentados por comerciantes autóctonos y una impresionante oferta gastronómica de entre la que podemos destacar, entre otros, el RISTORANTE AUGUSTO, con mas de 16 años de historia, dando bien de comer y mimando a sus afortunados clientes.
Al frente, Mari Carmen Soriano, una Valenciana que pasó algunos años en Roma, donde se educó en las cocinas italianas y que ha vuelto a Valencia para seguir con su formación como sumiller.
Para empezar, nos recibieron con una cervecita bien fría, natural, sin conservantes ni colorantes, de la fábica de MONS. Fresca y densa, se encuentran en ella los sabores más auténticos de la cebada y el lúpulo.
Continuamos con unos Papardele con Alcachifitas y Parmesanos, realmente sorprendentes.
RISTAURANTE AUGUSTO
C/ Pedro II el Grande, 10, Valencia
Precio: 25,-€
Puntuación:8/10